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59 Sabido es, que esta filosofia no pudo existir en los tiempos de la ignorancia: es una hija esptirea de la mala filoséfia, un feto del orgullo, dado 4 luz con,apariencias de legitimidad, pero sin poder ocultar tarde 6 tempra- no que es adulterino. El racionalismo no es otra cosa, sino el alzamienfo de la razon humana contra las ins- piraciones ilustradoras de la revelacion. Los primeros racionalistas que aparecen en la historia de las letras, son los que 4 principios del siglo tercero empezaron 4 explicar respecto de lo augusta Trinidad lo mismo que nos vienen ensefiando en estos tltimos tiempos Sche- lling, y Hegel. De tiempo en tiempo fueron viéndose ciertos chispazos del tacionalismo: pues poco mas 6 mé- nos hay que colocar 4 Sabelio, 4 Arrio, 4 Nestorio y 4 los monotelitas en la misma linea que 4 Pedro Abe- lardo, que se empefiaba en hacer demostraciones de la trinidad de personas por medio de cosas criadas, po- niendo en un mismo rango las cosas que distan infini- tamente entre si, como son Dios y todo lo que no lo es, 4 Miguel Serveto, que deliré hasta irritar al més atrabiliario de los delirantes, Calvino, y 4 Hegel con esa turba de filésofos, cuyo empefio es no admitir mas verdad que la que fragua en su entendimiento cada su- jeto: todo lo que puede llamarse sin ofensa de nadie, la ereccion del gran manicomio de la filosofia en delirio. No es nuestro objeto tratar de la naturaleza especial de la filosofia racionalista: hemos referido su cuna, sus adelantos en el érden de los tiempos, pues la hemos visto cultivada casi en todas las época, sucediendo otro tanto con el otro-extremo, 4 que declina la filosofia ra- cionalista que es el panteismo, convergiendo uno y otro extremo 4 un mismo fin que es negar la existencia de Dios. gQué mas da decir con unos racionalistas que Dios no existe en si mismo, sino en la’ intelectualidad del que discurre, que decir que Dios es la naturaleza
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