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43 que ha de ser su condenacion, cuando desprecian tan- tos medios de salud, como Dios les proportiona. Como aparece claro 4 quien tenga un vislumbre si- quiera de filosofia religiosa, esta necesidad es una es- pecie de asedio, que la caridad se pone 4 si misma: porque tiene esta virtud la propiedad de andar siem- pre anhelosa y solicita por el bien de todos, y de pro- -eurarselo por todos los medios posibles. Diremos, que hemos hablado aqui de esta necesidad, de esta necesi- dad de la caridad de Dios y de la Iglesia, como arras- trados por el encanto con que el corazon se va tras de lo bello y sublime. Y bello es y sublime sobremanera, el ver de cuantos modos expresa Dios su amor 4 los hombres. Por lo demas, hay una necesidad moral en la sociedad de la reunion de ese concilio para dos gran- des resultados: primero, para establecer un faro, 4 don- de miren en todo el orbe los que ensefian, y los que aprenden; segundo, para que uno de los bandos en que esta dividido el mundo, que lo es el de los fieles sumi- sos 4 la Iglesia, se confirme mais y mas en la fe, y el otro, que es el de los que no quieren aprender ni some- terse 4 la escuela de la fe, no tenga excusa alguna de sus errores en presencia de Dios. Pudiera alguno preguntarnos, si con esta reunion del concilio ecuménico quedarén ampliamente subvenidas las grandes necesidades de la sociedad, y si esta entra- ra en vias de verdad y de justicia, y les diremos que respecto de lo primero se lo afirmamos con toda segu- ridad: mas en cuanto 4 lo segundo, hay que hablar dis- tinguiendo: porque muchos hombres se volverén bue- nos, muchos se har4n mejores, y otros se quedardn como estaban, y aun se haran peores. Todo lo que se diga hoy dia de progresos y adelantos en el seno de esas naciones, que hace tres siglos se separaron de la Iglesia catélica, se sabe que se ha de entender de ade-

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