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37 serdn conocidos: porque no ha conseguido la bramosa Albion que entrasen en oscuridad perpétua los muchos que sacrificé en su furor, ni las Galias bafiadas en la- gos de sangre de sus hijos han podido hacer que la me- moria de los martires se confandiese para siempre con la de los facinerosos, ni la Iberia de los volterianos, que se dijese que morian por igual motivo los sacerdo- tes asesinados hasta en los coros y altares de sus Igle- sias por manus de impios, y los céntabros que sucum- bian con heréico denuedo en Lecumberri y Echarri Aranaz. La Juz se ha abierto paso al través de tantas tinieblas, como los nuevos arrianus han pretendido pro- ducir en Ja atmésfera dela religion, y cada dia iré ex- peliendo mas la oscuridad. En una sola cosa no se parece esta época de nuevo arrianismo 4 la antigua, y es en que los Obispos no es- tan divididos en punto 4 doctrina, viviendo antes al contrario, todos unidos 4 su cabeza con unidad de fe y de caridad. Aquellas mismas regiones de Oriente, don- de los errores tuvieron su origen y el gran cisma su cuna, no tienen otra fe sino la del sucesor de San Pedro: sabido es, y nadie lo ignora hoy, que, 4 fuerza de des- potismo de barbarie y de fanatismo, todavia hay por allé y por el Occidente quien lleve en sus sienes mitra de gloria, que no le ha dado el Patriarca de Occidente, en quien todos confesamos que existe la raiz y el prin- cipio de toda potestad espiritual; pero, es tal el envile- cimiento de unos por deber su eleccion 4* un hijo del Islam, cuyo animo lo compra el que da més oro; es tan notoria la degradacion de otros, por tener la libertad ' de ensefiar y predicar encerrada en el circulo de hierro de Ja voluntad de un emperador, y tan ridicula la su- _ puesta dignidad de otros, 4 quienes una mujer da po- testad espiritual, y su prpia mujer se la ayuda 4 llevar, compartiendo él] con ella no solo el lecho nupcial ‘y los ¥f