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BB § ' } : ¥ 36 Muchos puntos de contacto hay entre aquellos tiem- pos y los nuestros: han pasado tres siglos sin concilio; no ha habido, es verdad, perseguidores del temple de los Nerones y los Licinios, con cuantos jefes de Estado hubo entre aquel y este personaje. Pero, no han falta- do hostilizadores de la Iglesia; no han faltado guerri- lleros de mala ley, que tiran cuatro escopetazos de entre zarzales y matorrales, donde ocultan sus cabezas al dis- parar, para huir con cobardia: no han faltado Julianos — apéstatas, Ilevando idolos ocultos entre pecho y placa, 4 los cuales daban vida social, esta que les servia de ca- reta religiusa y noble, y aquel que encerraba la vile- — za de la traicion 4 Dios y la alevosia contra la cruz detras del manto de brocadv. No han faltado Porf- rtanos modernos, (1) que han querido dar vida 4 todas las necedades del viejo arrianismo, echandose 4 la larga sobre ese cadaver, y queriéndole dar calor para resucitarlo, como intentando ser proteos, tanicos, del que tuviera el espiritu duplicado de su maestro el gran Profeta de espada flamigera, y con su tacto daba vida 4 los cadaéveres. (2) No han faltado tampoco martires, y martires 4 millares, muertos ale- vosamente en odio de Cristo, quyos nombres son ya conocidos en parte por toda la Iglesia, como los de Corcom en Holanda, y el de Josafat en Polonia, res- tando todavia muchos millares de ellos, que algun dia - (1) Cuando Constantino mandé so pena de muerte, que cnantos tuviesen escritos de Arrio, los presentasen para quemarlos, dijo en su rescripto imperial, que debian llamarse sus sectarios, Jorfirianos; porque se parecian mucho Por- firio y Arrio: primero, porque este faé tan obsceno en su T’haliz como aquel lo habia sido en todos sus escritos: segundo, porque asi como el primero apostaté del cristianismo y traté de poner en pié la idolatria escribiendo para ello mu- chos libros, asi Arrio, ensefiando con herejia fraudulenta, que de tal manera habia un Dios ingénito, que no podia tener un hijo que no fuese criatura, esta- blecia en la Iglesia la idolatria, pretendiendo que se adorase 4 Dios criador con su Hijo criatura, y que se bautizase como dice San Atanasio (serm. 3. et. 4. cont. arrian.) en el nombre del Criador y de la criatura, lo que era la mayor monstruosidad de error. (Spondan. Epitom, Annal. ad ann. 125.) (2) 4° Reg. cap. 4. v. 34. aunque sa- __
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