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descubierta como los herejes antiguos, 6 con ye antifaz hipécrita como los modernos. _ Enesta repiblica eristiana, donde hay un ‘principe supremo que ha recibido de Cristo toda jurisdiccion, y de quien se deriva como de su fuente 4 los demas, el concilio es necesario, para que resplandezca mas y mas la sabiduria divina que asiste 4 la catedra apostélica, y para que los consejos, avisos, prudencia y saber de mu-, chos, comparados entre si y hallandose conformes todos con las decisiones, declaraciones, conclusiones, 6 con las _afirmaciones y aprobaciones, 6 con los decretos del su- cesor del Principe de los apédstoles, comprueben A todas luces que en esa cAtedra existe el fundamento de la fé, la piedra angular de la Iglesia, la columna de la ver- dad, el principio de toda autoridad espiritual, el vérti- ce de toda dignidad, y la infalibilidad de la doctrina revelada, conservada por Pedro y sus sucesores, Altisimo es el objeto que tiene la convocacion del concilio ecuménico del siglo actual, como lo han sido todos los que han convocado los Sumos Pontifices desde los tiempos de Constantino hasta nuestros dias. Dicelo bien claramente nuestro santisimo Papa Pio IX, en sus Letras Apostélicas de 29. de Junio del afio proc- simo pasado con estas palabras. «No han omitido los Papas, cuando lo han ereido oportuno, sobre todo en las grandes perturbaciones de los tiempos, yen las * - calamidades de nuestra santisima religion y de la so- ciedad civil, convocar concilios gencrales, uniendo sus fuerzas con los obispos de todo el orbe eatélico, 4 quie- nes el Espiritu Santo puso para regir la Iglesia de Dios, para disponer collatis consiliis, y con prevision y sabi-_ duria, lo mas conducente 4 procurar la definicion de los dogmias de la fe, la destruccion de los errores esparci- _ dos por el mundo, la defensa, brillo y desenvolvimien- _to de la doctrina catélica, el sosten y restablecimiento

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