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LIX que desterré 4 la arqueologia literaria las antiguas armas del citramontanismo. Concluyamos ya, y digamos que las instituciones mundanas solo se parecen 4 las de la Iglesia en una cosa, yes que estén todas viviendo en la tierra, y son manejadas por los hombres. Por lo de- mas, las humanas son mudables, transitorias, deleznables y pere- cederas, mientras que la Iglesia es inmutable en sus principios, perpetua en su duracion, y firme y estable como una roca. Las verdades que profesa son eternas, los principios que la rigen son eternos, su permanencia en el sistema que su fundador le ha dado, es tambien eterna; pues algun dia ha de ser trasladada de la tierra al cielo, y salvo el no tener que ejercitar entonces la fe ni la espe- ranza, alli viviré como aqui, unida en vineulo de caridad 4 su Rey, que es Jesucriste. Todo conspira 4 anunciar su inmutabilidad é invariabilidad de principios: lo que dijeron los profetas, lo que dijo Cristo, y lo que han visto ya diez y nueve siglos. Isaias hablaba de esta Igle- sia, y la prometia 4 nombre de Dios que la cimentaria sobre zdfiros y harfa sus baluartes de jaspe. (Cap. 54. v. 12.) Cuando Jesucris- to la fundaba, dijo4 su lugarteniente, que él era la piedra en que la edificaria: hace ya diez y nueve centurias que esto se dijo, y son diez y nueve testigos irrefragables esos mismos siglos de que eso es una verdad indisputable. {Qué es lo que se hade concluir de todo esto? Que asi como las aguas que rodean 4 un pefiasco se acomodan en todas las for- mas al mismo pefiasco, sin que este se acomode 4 la de los objetos que lo rodean, asi: las instituciones humanas, si han de ir bien, se han de sujetar 4 los principios que profesa la Iglesia; pero nunca la Iglesia se ha de modelar 4 ellas, ni parasu constitucion, ni para su gobierno. Pasardn log hombres que manejan esta institucion divina: pasa- rén 14s siglos, pasarfn las generaciones; pero la Iglesia no pasa, porque esté constituida y fundada en la verdad; en la verdad, de la cual-est4 escrito, yue permanece para siempre. Se desviarén los hombres del camino de la rectitud, se enloquecerfn con los decantados progresos de la razon; vendrfn Jos Giltimos dias del mundo, aparecer4 el hijo de perdicion, caeran tronos, se arruina-