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PERS eeePe LOC ESE LvIl dador. Se ven hoy dia cosas nuevas en las relaciones internaciona- les entre moros y cristianos, que antes no se veian; pero para romper la tenacidad diamantina de los primeros, han sido necesa- rios seis siglos nada ménos, en cuyo largo espacio han estado yen- do 4 Turquia los religiosos 4 sacrificarse por los cautivos, y los . obispos & prediear la fe; y 4 fuerza de tanto heroismo se ha habier- to camino mas dbvio, para que el eristiano adquiera derechos alli mismo, donde solo el nombrar 4 Cristo entrafiaba pena de muerte. En el Indostan se han coneluido aquellas practicas horribles de sacrificarse las esposas en la misma pira, en que ardia el cuerpo difunto de su esposo, lo que no habia podido abolir una domina- cion extranjera de cien afios; pero hay que advertir que aquella prdctica ha cesado 4 los veinte afios de haber enviado alli la Iglesia diez y siete vicarios apostdlicos y més de docientos sa- cerdotes que, diseminados desde Himalaya hasta Ceilan, no han cesado de predicar la caridad y la justicia, y tienen en medio de un pueblo de cien millones de paganos millon y medio de cristiag nos, que adoran 4 Dios en espiritu y verdad, y son unos evan- gelizadores mudos para sus compatriotas. Conviene cumplir toda justicia, dijo Jesucristo al Bautista, y aqui debemos repetirlo: no se debe negar al espiritu moderno lo que es suyo; pero no debe atribuirsele lo que no le pertenece. Hoy dia no se hace gran caso de ciertas férmulas, para que vayan por todos los reinos del mundo las Letras apostdlicas, agrade, 6 no agrade 4 los hombres; pero esto no es, porque el espiritu moderno les haya abierto el paso, siendo asi que las tendencias de este son 4 destruir, si le fuera posible, la misma Iglesia. Procede esto de que el espiritu de la Iglesia es predicar siempre la verdad, argu- yendo, rogando, increpando con toda paciencia y doctrina, como decia San Pablo 4 Timoteo, no cesando de hacerlo jam4s, por més que los hombres intenten ponerla trabas para que no ande, valladares para que no pase, y entorpecimientos para que no se cumplan sus mandatos. ;Y por qué obra asi la Iglesia? Porque puede poner en todos sus escritos lo que el mismo Apéstol decia - al empezar su carta 4 los de Galacia: Pablo, Apéstol, no por los hombres, ni por autoridad del hombre alguno, sino por Jesucristo y por Dios su Padre.