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z am ee me Ky mu ul la recibié el gran Cipriano de Cartago de San Cornelio, Toribio de Liébana de San Leon, y 4 su ejemplo todos los demis en toda la Iglesia, _ Fuera de esto, jse da tan poco criterio & los obispos, que no se- pan que ninguno de ellos es en la potestad y jurisdiccion tanto ~ como él Romano Pontifice, y se les supone tan ignorantes de lo que es el principio de autoridad, que se les haga decir que todos juntos valen y pueden mis que él? Verdad es que los obispos, como obispos, son todos hermanos, y en eso nada ménos son que el Obispo de Roma; pero enel érden de la potestad y jurisdiccion no es asi: el Obispo de Roma es el sucesor del primer Vicario de Cristo, y por consiguiente, tiene la misma jurisdiccion que San Pedro, jurisdiccion universal y ordinaria en toda la tierra. El Ro- mano Pontifice es la fuente, y cada uno de los obispos es el ria- chuelo que sale de esa fuente. ;Podréel rio gloriarse jamas de que ha salido de si mismo? jpodra invertir el 6rden natural de su cur- so, y marchar hicia arriba para hacerse superior 4 la fuente? Y esos muchos riachuelos de jurisdiccion, que salen de la fuente co- muny se dividen en cien brazos, jpodran acaso reunirse, y volver- se contra la fuente, y decirla que no le deben las aguas que llevan, y que pretenden. ser ellos mds que la fuente, no obstante que no son sino una emanacion de Ja misina fuente? La contradiecion es clara y wanifiesta: lo qué es rio, no puede ser fuente: lo que es fuente, siempre e3 antes que el rio. Jesucristo dijo 4 Pedro que confirmase 4 sus hermanos, que apacentase las ovejas de su rebafio; y mientras haya mundo, sera Pedro quien apruehe y confirme 4 los Obispos, y Jos ensefie la verdad de la fe y los preceptos del Evangelio, los amoneste, si caen en error, para que salgan de ¢l, y aun los corte del tronco por donde va la sdvia de doctrina4 los corderos, si se obstinan en el error. Es un prin- cipio de derecho, que ninguna potestad puede extenderse con el discurso del tiempo, ni por la aglomeracion de circunstancias, 4 mis de lo que encierra la nataraleza de la misma, y lo-tiene en su raiz. Asi el hombre tiene potestal para dominar la tierra, y aun- que haya habido épocas, en que no la ha sujetado sino en parte, puede sin embargo dominarla toda; pero nunca podrd dominar las nubes, porque no entran en la esfera desu accion. Al entendimien-

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