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L sacerdotes, que hacia correr 4 torrentes, preparaba el camino de la humillacion y la obediencia. Pocos lustros despues salfa de la Silla apost6lica aquella voz que hiende los cedros del Libano, y decia & los sucesores de aquellos, en cuyos oidos susurré el rumor de insubordinacion; y les decia® que no habia mis opcion, que el obedecer, 6 quedar depuestos: y la obediencia triunfé, y la autori- dail suprema de la Iglesia Romana afiadié una victoria mas 4 las _- muchas que venia aleanzando desde el principio contra las potes- tades del infierno, que coligaron siempre 4 los herejes con las fuerzas materiales, para poner sitio 4 la roca de Cristo. La verdad histérica es, que desde el principio mismo de la Igle- sia to‘los los obispos del mundo han reconocido en la Silla aposté- liea el primailo de honor, de potestad y ‘de jurisdiccion en toda la Iglesia, y que los concilios ecuménicos han dicho siempre con el de Calcedonia, que Pedro habla por la boca del Romano Pontifice. No ha impedido eso que alguien haya intentado levantarse contra esta supremacia de potestad y jurisdiccion ordinaria en todo el orbe; pero eso mismo ha fortificado mas y mds el derecho divino de Pedro, para reprimir como Vicario de Cristo la audacia del cismdtico, y para desterrar la ignorancia como maestro universal. Lldmese el alversario como quiera, y sea lo que quiera, sea Juan de Constantinopla que se dice Patriarca universal en tiempo de San Gregorio, 6 Cerulario, 6 Codolao, 6 Pedro Leon, qué levantan excision, el Romano Pontffice ha usado de su derecho al condenar- los como cismiticos. iY de dénde pudieran los sucesores de los Apéstoles congrega- dos decir 4 su Cabeza, que todos juntos eran mas que ella, y se- _parados valian tanto como ella? ;Pues qué! ;No saben escs hombres venerables, que los Apéstoles, no obstante su culminante dignidad, no se juntaron jamés en concilio, sino por érden del Jefe de ellos - que era San Pedro? ;N6 saben, que las reuniones conciliares que tuvieron aquellos, fué siempre San Pedro quien las convocd, quien hablo el primero, quien propuso la materia del concilio; quien dié el primero su decision? Y en conformidad con estas convicciones han obrado en todas las épocas de la Iglesia, apelando 4 Roma en todas las dudas, enviando las aetas de sus Concilios provinciales § diocesanos, y recibiendo con humildad sus resoluciones, como

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