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xLIN Pues bien: mas notable es, que hace dos siglos, un sacerdote, leno de virtud y de ciencia, comentando el capitulo X. del Apo- calipsis, haya dicho, que cuando hayan pasado los tiempos de esa guerra de los filésofos, y estos se crean en posesion pacifica de sus conquistas, habr4 grandes acontecimientos en la Iglesia. Ese fngel, dice, que habla con voz tan terrible que parece el rugido del leon, es un gran Pontifice que ha de reinar enténces: ese librito que tiene en la mano, son los c4nones, reglas y precep- tos de un gran concilio que se ha de celebrar en aquel tiempo, y se lo ha de entregar 4 la Iglesia, mandando 4 todos sus ministros que lo coman y lo rumien y lo digieran, para que lo anuncien otra vez 4 muchas gentes, y d pueblos, y d lenguas y é reyes. Ese libro sera _ muy dulce al presentarse, porque apénas habré habido un concilio de tanta importancia como este, ni tan deseado de los buenos cris- tianos; pero ha de ser muy amargo, porque la reforma de las cos- tumbres, la disciplina que se ha de dar al Clero, la condenacion que se ha de verificar de los muchos errores, ha de irritar 6 los malos y perversos, porque se han de ver amargados en sus proyec- tos contra la religion y en su sensualidad. Hé aqui laespecie de profecia que hemos leido mucho tiempo h4. Quien asi hablaba, era el venerable Bartolomé Holzhauser, debiendo nosotros advertir 4 quien leyére esto, que no podemos > -poner las palabras textuales, por no tener actualmente esa obra; pero si no podemos traseribir las palabras, diremos con toda certe- za que hemos puesto la sustancia de ellus. t Hémos dicho el nombre del sabio comentador que anuncié el coucilio, y ahora diremos que su heraldo es ese admirable Elenco de doctrinas condenadas, llamado el Syllabus, que aparecidé hace cuatro afios. ;Terrible heraldo! Apénas ha empezado 4 recorrer los pueblos y naciones, llevando las drdenes de su sefior, se han encogido de hombros los sabios de la filosofia, y se han sobrecogi- do sus innumerables discipulos. ;Qué es esto, se han dicho? Des- pues de tanto trabajar para establecer en los pueblos esas asam- bleas, donde hemos dado 4 los hombres el derecho de ser autdéno- mos desi mismos; despues de haber dado tantas lecciones de liber- tad de conciencia, para que viva cada uno segun lo crea mds atil 6 mAs deleitable; despues de haber nosotros dado leyes sobre el ma- oat #

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