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XL disputa de los hombres: (Ecle. cp. 3. v. 11.) pero en la Iglesia ca- télica no caben esos ensayos. Ya Jos han intentado hacer varios hombres, que se han ido al mundo de la verdad con sus teorias err6neas, y la Iglesia ha quedado intacta en el sistema que esta- blecié. su fundador divino. ;Qué otra cosa intenté Calvino hace tres siglos? ;Qué otro sistema proclamé cien afios mis tarde Ri- cher? ;Qué* otros intentos ha tenido hace noventa aiios el célebre revolucionario de la Iglesia, que se ocult6 bajo el seud6nimo de Febronio, y algunos que despues lo han querido imitar en conci_ lios provinciales y nacionales, tan reprobables como el llamado en otros tiempos el latrocinio de Efeso? : Hoy salen 4 la palesta nuevos paladines, en quienes no aparece — que haya m4s que amor 4 la Iglesia: tan solo se nota que la acusan de que no tenia concilios, y se alegran de que vaya 4 celebrar uno; pues parece que, una vez congregada, levantard un dique 4 las atribuciones omnimodas de la Silla apostélica. Ni tampoco se muestran adversarios 4 la Iglesia: solo si alegan, que es una ins- titucion que debe ponerse siempre en armonia con lo coexistente, y no ser un anacronismo permanente, siendo asi que toda institu- cion alta 6 baja, grande 6 pequeiia, tiene derecho 4 lo contrario. Pero hay motivos poderosos para pensar que ciertas palabras sua- ves encierran miras muy ulteriores, pues despues de hablar de lo que ha sucedido con los obispos que se han visto aferragos entre mallas intrincadas de una autoridad pujante, se les recuerda lo que eran sus predecesores, cuando puestos en frente de su cabeza le decian con arroganeia sin igual, que ellos juntos valian mucho mds que él y separados tanto como él. Tremos, por tanto, viendo una por una estas proposiciones en los articulos siguientes, protestando que lo hacemos con el Gnico fin de aclarar las cosas, y poner la verdad en el lugar que le cor- responde. ‘ Artioulo IV. Va 4 celebrarse un Concilio universal, lo que es objeto de mil plicemes que se dan miituamente los hijos de la Iglesia catdlica. jPor qué se alegran tanto los buenos catélicos, aquellos que se ha-- llan prontos 4 sacrificarse por defender la independencia del roma- it ea cae a ii Adi eo

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