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‘ 5 xxxuli piedad: ni los Papas hicieron tampooo més que satisfacérsela, si- guiendo ademds las prescripciones del derecho ptblico, que entén- ces profesaban los reyes y los pueblos, derecho que despues fué ca- yendo en desuetud. Pero entretanto hay encerrada en esos actos una gran significacion. Esos emperadores y reyes tenian en sus reinos grandes iglesias, tenian Obispos, Arzobispos y Primados; jpor qué no iban 4 tener el estribo del céreel, cuando aquellos subian en 61, como lo hizo Carlo-Magno con Esteban IV? jPor,qué no acudian 4 ellos, 4 rendirles pleito homenaje, 4 declararse sus va- sallos, y 4 recibir de sus manos el cetro y la corona? j;Oémo! Aca- ba Carlo-Magno de destrozar las huestes lombardas y derrotar 4 Desiderio, que habia sitiado 4 Roma, y de librar 4 la Santa Sede de sus enemigos, y en vez de pedir una recompensa, se convierte en doncel del Papa, en paje suyo, arrodillandose en su presencia, _ y tomando el estribo del caballo para que el Sumo Pontifice ponga un pié sobre su rodilla, y suba al estribo, y al caballo. ;Ah! Esto no se hacia, sino por efecto de una gran idea, que habia enténces en el mundo; pero esta idea dice lo que eran enténces los Papas, -no solo en su jurisdiecion sobre la Iglesia, sino hasta en todo el 6rbe, y en todo negocio que se ventilase en él. No lo dudemos: para aquellos reyes el Papa era el Patriarca del érbe, el Obispo de los Obispos y el Primado de los Primados; y esto era lo que creian tambien los Obispos, y los pueblos, y el mundo entero. Hay que desengaiiarse: los tiempos han sido muy desiguales para las monarquias, habiéndose sucedido unas 4 otras con rapidez: la monarquia de la Iglesia ha sido siempre la misma en medio de los imperios que se desmoronaban, y de las dinastias y reinos que se formahan de sus propias ruinas. La monarquia de la Iglesia es mas fuerte que los tiempos, y ella los domina 4 todos. Tan monarca fué Pedro, que murié crucificado, como Leon Magno, que contenfa los azotes de Dios y asombraba al mundo con su elocuencia; Gregorio I. que escribia y enseflaba 4 todos los Obispos; Gregorio VII. que anatematizaba 4 los monarcas re- beldes; Urbano, Inocencio y Victor, que levantaban las Cruzadas; Pio V. que reunia escuadras para humi!lar 4 Selin; Pio VII. que lanz6 el rayo dela excomunion, que destruyé en una noche ejér- citos enteros, y eché por tierra 4 un coloso, y el inmortal Pio IX. 5

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