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‘; 7 condenados por los Obispos en sus didcesis, apelasen 4 los Roma+ nos Pontifices contra los Obispos mismos? De que sabian que en la Silla Apostdlica residia el primado de potestad y jurisdiccion, y que al Obispo, que lo era de Roma, pertenecia dirimir toda cuestion de fe y de disciplina en toda la tierra. Los herejes sabian, que cuando se suscité la cuestion de la celebracion de Ja Pascua, habia sido el Papa quien la habia resuelto, condenando 4 los cuar- todecimanos; sabian tambien, que en los tres primeros siglos se habian anatematizado més de cien herejias, sin ms intervencion en la condenacion que la del Romano Pontifice: sabian que en las iglesias de Oriente y de Africa hubo una gran cuestion sobre el bautismo dado por los mismos herejes, y que estaban divididos los Obispos en opiniones, y que apénas hablé el Papa, todos clamaron "que estaba concluido todo, pues Roma habia hablado. Sabian, por fin, ellos y todos, que el gran San Ambrosio habia dicho que en 6rden 4 autoridad, la Iglesia era Pedro, por ser él la fuente de toda jurisdiccion: ubi Petrus, ibi Eeclesia. Se habla tanto del poder que tuvieron en otros tiempos los Pa- pas, que en realidad puede haber en esa locucion lo que los légicos llaman falacia de lenguaje. ;Tuvieron'mucho poder en otros tiem- pos tos Papas! El mismo que tienen hoy, pues tanto son monarcas de la Iglesia cotélica'y vireyes del Rey de les reyes hoy, como entonces; pero en otros tiempos ejercieron un poder que hoy dia no ejercen, cual fué aquel, que los: dieron 4 ejercer los reyes ms grandes que tuvieron los tiempos desde hace mil afios..__ ' Excusado cs decir, que desde que Carlo-Magno no aan, aceptar la corona imperial, si el Papa no se la daba, did por sentado que el Sumo Pontifice es el mayor personaje que hay en la tierra. ;Qué estrafio es, que los Alfonsos de Espafia se tuviesen por muy feli- ces, en poder rendir homenage al que en su concepto era el drbitro de las desavenencias de los monarcas; que Alfonso de Portugal fuese 4 Roma, tan solo 4 que se dignase el Papa poner en sus sie- nes la corona, pues no haciéndolo asi, no ereia ser rey, y que Pe- dro de Aragon jurase por su espada y por su reino y por lo mas sagrado, que para siempre seria el defensor del Romano Pontifice? Diremos como de paso, que en todo eso no hicieron esos reyes, en el largo espacio de seis siglos,. mas que manifestar su fe y su HS i ca (aan dese ik
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