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0 < 3 3 y & sy lo igualé & si mismo, cuando le ordené que 4 pesar de no estat obligado 4 pagar tributo 4 los monarcas temporales, pagase sin embargo por los dos. (Mat. cap. 17, v. 26); para conferirle su au- toridad, le entregé las llaves de su reing, diciéndole en presencia de sus hermanos, que él atase y desatase en la tierra, estando se- guro.de que sus decretos serian ratificados en los cielos. (Math., cap. 16, Vv. 19.) i ’ Para manifestarle la firmeza que tendria su reinado en el mun- do, le dijo que no se lamase més Simon, hijo de Jona, sino Pe- dro, es decir, Piedra, porque piedra era y roca durisima, sobre la cual edificarfa su Iglesia, sin que pudieran derribarla todas las po- testades del infierno. Para que nadie tuviese la temeridad de.dis- putarle el derecho de Ja supremacia, y supiese que él era el primer gerarca de su reino, le ordend, delante de sus hermanos tambien que él era quien los habia de confirmar en la fé y en la doctrina. (Luc. cap. 22. v. 32), porque habia determinado que jamfs cayese en error alguno contra la fé el que quedaba encargado de ense- fiarlos 4 todos, 4 ovejas y 4 corderos. (Joan. cap. 21, y. 17.) Para que comprendiese, por fin, que su cargo era el més alto que hay ea el mundo, no solo le exigié tres protestaciones de amor para poder apacentar 4 las ovejas y 4 los corderos, sino que le prescribié la humildad, para no parecerse en el orgullo 4 los principes que habia en el mundo; la oracion, para que le viniese del cielo la sabiduria y la fuerza; y la discrecion y prudencia, para saber hacer las cosas, prometiéndole en dltimo lugar que hasta el fin del mundo tendria sucesores en su altisima dignidad, no vién- dose jam4s vencido, sino siendo siempre vencedor. Cualquiera advierte la diferencia inmensa que hay entre la mo- narquia de la Iglesia y las temporales: son estas hechura de los tiempos y de los hombres; sus nombres mismos indican su origen y su mutabilidad y las diferentes indoles de gobierno que las cons- . ' tituyen. En el mundo antiguo se ven caminar las cosas de un modo, y en el moderno de otro; entre los egipcios se ven conseje- ros, ministros, y gran ministro que hace las veces del rey; entre los babilonios hay un senado custodio de las leyes, y lo mismo entre los persas, teniendo los senadores facultad para deciral rey, que nadie puede raudar las leyes una vez sancionadas. Vieno la 4
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