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xxiv jo t mismo4 Pilatos; pero ;saben acaso esos enemigos del reinado de la Iglesia lo que Jesucristo quiso significar, al decir 4 ese juez romano que su reino no era de este mundo? Jesucristo no solo era rey, sino que habia nacido rey, y asi se lo declaré al pre- sidente romano, comprendiéndolo este muy bien; pues al man- darlo crucificar, Je$puso sobre su cabeza la declaracion de su rei- nado. «7% mismo lo dices, dijo Jesucristo al presidente, ta dices que soy rey, y en efecto rey soy.» (Joan., cap. 18, vy. 37) «Pero no es mi reino de este mundo; es decir, ni en su origen, ni en su mo- do de gobierno, ni en su objeto, ni en su fin, es mi reino como los que se ven en el mundo: rey soy, y rey de la verdad, y para esto nact y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad; todo el que pertenecyd la verdad, oye mi voz, es mi stbdito, perte- nece 4 mireino, y me reconoce por su rey.» ;Negé acaso Jesu- cristo que era rey de este mundo, y que tenia su reino visible y palpable en este mismo mundo? No: dijo, al contrario, que era rey, rey$ visible como los demas reyes, con derechos sobre su pueblo como los otros reyes, y con un pueblo visible y tangible co- mo lo tienen los demas reyes. No era rey de las conciencias so- lamente, como algunos lo propalap, ni de los entendimientos sola- mente; porque la verdad se dirige 4 ilustrar estos y formar aque- — Ila: era rey de los hombres que profesan la verdad; en una pala- bra, era rey constituido por Dios en Sion, en el pueblo santo y escogido, encargado de ensefiarle los preceptos divinos, asi como es rey de todos los pueblos y naciones, para regirlos y,gobernar- los con cetro de hierro y quebrantarlos como vaso de arcilla, pues asi ha de suceder tarde 6 temprano (Salm. 2, v. 6, 9); pero no era. rey como los de este mundo, ni su reino,era como los de este mundo, porque estaba decretado desde Ja eternidad que El fuese rey, y tenia su reino leyes eternas é inmutables, sistema infinitamente sabio, justo y recto, no expuesto & cambios ni mu- taciones, y confcondiciones que no tenia, ni tendrdé jamas imperio alguno. , De este reino quiso Jesucristo tener un vicario, un lugar-tenien- te, un virey en la tierra, dfndole su autoridad, prescribiéndole re- glas de gobierno, fijdndole las bases, y determindndole el sistema que habia de seguir hasta el fin del mundo. Para hacerlo su virey 4 2 as agli
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