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xIx resultando de ahi el prisma que no deja ver las cosas como son, Se asimila el sistema que han seguido los gobiernos seculares, al de la monarquia fundada por Jesucristo, y eso basta para introdu- cir la confusion en Jas cosas. Se les atribuye 4 los primeros el mo- vimiento de concentracion para desposeer poco 4 poco 4 las pro- vincias y 4 las ciudades de su vida civil y politica, exuberante en representacion, en independencia y libertad, y se atribuye esta misma manera de obrar 4 la Santa Sede Apostdlica, diciendo que se ha absorbido los poderes de sus. provincias, de sus Obispos; y esta absorcion ha sido, no como quiera, sino como vemos que la hacen el fuerte con e} débil, el astuto con el candoroso, y los mu- chos con los pocos. Esto solo constituye de por si, siendo verdad, una acusagion contra la Santa Sede. Y no se crea, que sea esta proposicion una deducion lejana de la doctrina de los que hacen esas comparacio- nes; pues la ensefian asi con palabras terminantes. Se hace el pa- ralelo entre las operaciones de las dichas monarquias y las de la Iglesia, diciendo que, asi como aquellas centralizaron el poder pa- ra tener un gobierno absoluto, asi tambien lo hizo la Santa Sede, coincidiendo en la misma época la debilitaciou y el abatimiento de los poderes de las provincias, y la cesucion de los Concilios ecuménivos: por, consiguiente, si aquellas hubiesen cometido un -atentado en.avocar al monarea la autoridad, que se dice estaba dispersa y fraccionada, la Silla Apostélica que, segun se dice tam- bien, hizolo mismo, cometié tambien el mismo atentado. Nétese ahora, entre tanto, de qué manera se presenta la preten- dida ambicion, y la astucia de la que es, y ha sido, y ser4 siempre la defensora del derecho y el sosten del débil, oprimido injusta- mente por el fuerte, y el amparo del que, 6 por la violencia mate- rial, 6 por la de la falsa politica, ha sido despojado de sus domi- nios, Los Obispos, se quiere decir, como jefes. de provincia en lo eclesidstico, estaban, 4 no dudarlo, en posesion de esa vida exhu- berante que se veia en las provincias y que en ella decliné alguna vez hasta la anarquia; pero los Obispos tambien fueron encontrdn- dose de cada vez mds envueltos y constreiidos por las sutiles é in- trincadas mallas dél pujante romanismo, Aqui, como lo puede ver el alma mas candorosa, la esercion es terminante: los Obispos te-
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