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xvi siglo que marcha 4 su ruina; y paraque, si no puede contenerse esa lava de doctrinas, que estén Ienando al mundo de confusion, se sepa en todo el orbe, que hay ya dos campamentos francos y des- cubiertos, donde haya que afiliarse sin sofisma, sin engafio, sin hi- pocresia. Desde que el Concilio, convocado, presidido y confirmado por el Papa, hable, ya no habr& efugio, ni aun para el mismo Ma- quiavelo que viniera al mundo: el que sea de Cristo, 4 los reales de Cristo; el que del Anticristo, 4 los reales de Lucifer. Los hombres pensadores, los verdaderos filantropos pueden con- solarse y esperar. El inmortal Pio IX habld, y dijo que tenia desde mucho tiempo ha el deseo de congregar un Concilio general, y la intencion de realizarlo muy pronto. Pero he ahi que los hombres de la ciencia del mundo y los filésofos de la historia se han lanzado ya 4 la tarea de las investigaciones. Si hay Concilio ecuménico, tendremos una resurraccion de las cuestiones ruidosas de la supe- rioridad del Concilio sobre el Papa; tendremos esas Asambleas parlamentarias 4 lo eclesidstico, y veremos renovadas en ellas las escenas de los tiempos de los Emperadores de Oriente. Mucha desgracia sera esta. Cuando hay tantas disenciones en las Asam- bleas profanas, jpara qué ir ahora 4 buscarlas en las que deben dar al mundo ejemplos de cordura y moderacion? Si el Papa es infalible en sus decisiones dogm4ticas, ;4 qué ir ahora 4 turbar la tranquilidad de los Obispos, para hacerlos venir 4 disputar, 4 aca- lorarse, 4 decir como los demas concurrentes 4 comicios, pido la palabra, y 4 oir la dura respuesta de, no hay palabra? Pero no teman los hombres que asi piensan: sepan desde luego que la necesidad del Concilio no es absoluta, sino relativa: tengan _ entendido que esa sagrada Asamblea no tiene nada de parlamen- tarismo, tal como hoy se conoce, ni tal como algunos quieren pintar las Asambleas de los grandes antiguos de Castilla y Ara- gon y de otras naciones: y comprendan por fin, que en esa gran’ reunion se han de publicar las verdades reveladas y se depurarén todas las ciencias, naturales, sobrenaturales, politicas y sociales © de cualquier error que se encuentre en ellas, que sea contra la fe divina, y que se dira cudles son los derechos del hombre, los de la sociedad, los de la autoridad, los de la ley, los del sabdito, los del monarea, los de la Iglesia eatolica, y los de los que la profesan, a ~