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x \ comptender que todo esto ha salido 4 luz de dos fuentes, una de ellas es el libre ex4men, otra la aplicacion loca y extravagante de este libre ex4men por algunos filésofos modernos, cuyas dos fuen- tes, han formado ese rio turbio y caudaloso de los principios tan famosos de la pendltima década del siglo pasado, que ha inundado la sociedad y la tiene corrompida en dogmas y en principios de moralidad. ; No hay que engafiarse: desde que cada cual pudo conceder 6 negar segun le agradase la autenticidad de las Sagradas Letras, como lo ensefiaron los protestantes del siglo de Lutero, y se eché por tierra la autoridad divina de laow se abriéd anchuroso camino 4 toda negacion. Una de estas, y quizfs la que m4s males ha traido 4 reyes y pueblos, fué la que negé la veracidad de la narraccion de Moisés tocante 4 la creacion. Diéle 4 un filésofo de hace cien afios la ma- nia de suponer, que el Génesis era la mitologia de los hebreos: que aquel hombre criado por Dios en el sexto dia del mundo era un mito: que ni él puso nombre 4 las fieras, 4 los cuadr&pedos y 4 las aves, ni era tan perfecto y hermoso como lo deseribe el gran conductor del pueblo de Dios; y esto ha bastado pean trastornar el mundo. A la negacion se siguié la invencion: el hombre primitiyo era, segun é] mismo, un sér salvaje, de cejas prominentes, bajo las cua- les habia dos ojos hundidos, de pupila feroz, de orejas apunta- das, labios sanguinosos y salientes, dientes afilados, manos como _ zarpas y aspecto horrible. Vivia entonces en la més espantosa inercia, velludo, asqueroso, y comiendo belletas, hasta que vid que los animales de los bosques se movian, subian, bajaban,. trabaja- ban, y atacaban y se defendian: y he aqui, que el hombre empezé 4 saltar por los frboles como los monos, y quiso hacer su casa co- mo la hacen los armiiios, empezé 4 atacar como los toros, 4 de- fenderse como los tigres, y asi poco 4 poco comenzé 4 saber lo que era la estrategia de la guerra, y otras mil cosas que el pobre salvaje aprendié de los animales. | Pero como habia muchos salvajes de esta especie, segun se le antojé al filésofo, vieron que era necesario unirse para su defensa, y establecer un método de vida, y darse leyes, y conferir 4 uno
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