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uno. En medio de estas turbulencias de la ciencia, fueron salien- do esos nuevos filésofos, que han inundado la tierra de panteismo, deismo, naturalismo, excepticismo é indiferentismo, enseiiando al mundo4 llevar el nombre de eatélico como una cosa exterior, co- mo un uniforme, del cual nos despojamos cuando queremos, y 4 no tener mas Dios ni mds religion que el trabajo, ni més fin que la satisfaccion de los sentidos. ;Y todo esto qué es? Una turba de errores sociales aderezados con nombre de progreso, y vestidos con el manto oropelado de una apariencia, que se llama filosofia. Despues de eso se han ido estableciendo ciertos principios, lla- mados fundamentales de la sociedad moderna, los cuales, si bien existian en los errores del libre ex4men de Lutero, y en el sistema religioso de Calvino, como el fruto existe en la semilla, pero no se habian desenvuelto hasta estos filtimos tiempos con todo el vigor que tienen. Han tenido esos principios unos ensayos horrorosos: para po- nerlos en planta, rodaron por los cadalsos cabezas de reyes 4 pa- res, de nobles y de sdbios 4 docenas, de sacerdotes4 centenares y de pueblo 4 millares. ‘Todo eso en realidad llenaba las almas de pavor cuando se ejecutaba, y extendiase un negro crespon sobre los corazones, cuando la cuchilla no tenia ya filos, por haberlos perdido 4 fuerza de cortar cervices, y por las calles no corria ya agua, sino sangre, y sangre de hombres. Pero hé aqui que, preci- _ samente despues de haber sido regicidas y apéstatas esas nacio- nes donde se hizo el ensayo: despues de haber roto abiertamente con todo lo antiguo, os precisamente cuundo se han elevado en poder, han crecido en riquezas, han aumentado su crédito y su influjo, ha llovido en su suelo el oro, han adquirido nombre y fa- ma sus soldados, y han inundado materialmente su drea nacional los placeres, las diversiones, el lujo, las comodidades de la vida y cuanto engafia el corazon y alucina4 la razon humana. Y en efec- to, esta se admiré y dijo que esos principios inventados por la ra- zon hacian la verdadera felicidad del hombre, y pronuncié, en vis- ta de lo positivo de las riquezas materiales que habia adquirido la sociedad, un anatema 4 todo lo que fuese contrario 6 adverso 4 esos principios. ‘A la sombra de estos prineipios, son tantos, y tan destractores
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