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Iv lacion universal es, por tanto, una utopia, una paradoja, sise quie- re plantear total y omnimoda. Hace ya algun tiempo, sin embargo, que se ha entrado en la mania, pues no puede llamarse de otro modo, de querer introducir en el érden social una asimilacion completa de unas instituciones con otras, de hombres con hombres, de pueblos con pueblos, de sistemas con sistemas, queriendo que todos los hombres sean en todas partes lo mismo, y se gobiernen lo mismo, y tengan las mismas leyes y la misma organizacion politica. Malos pintores son por cierto los que quitan al cuudro la variedad, pues le arran- can la belleza. No lo ha dicho asi por cierto la sabiduria increada, pues nos ensefia que los tiempos se parecen unos 4 otros, y se desemejan tambien, por no ser todos oportunos para ciertas cosas. ¥ otro tanto est4 predicando sin cesar el sentido comun uni- versal, pues nadie que esté medianamente dotado de raciocinio puede dejar de comprender, que de esa inmensa y variada muche- dumbre de seres visibles resulta la gran unidad del bellisimo cuadro del mundo visible, que el sdbio nos manda estudiar para sublimarnos & la contemplacion de las bellezas de Dios. Perdénenos quien esto leyere, porque el preludio parece que no tiene que ver con lo anunciado. Hemos encabezado estas li- neas con una que habla de Concilio ecuménico en este siglo, y nos hemos lanzado 4 cosas de filosofia social, cosas que parece que distan mucho entre st; pero no ha sido desvio de la senda trazada, ni distraccion, ni exabrupto de orador fogoso lo que nos ha indu- cido 4 hablar de asimilaciones al tratar de un Concilio general de la Iglesia catélica, sino una necesidad imperiosa de circunstan- cias. Se esté hablando por todas partes del Concilio, y unos lo anuncian con gozo, otros con irénica sonrisa, y no faltan algunos que lo miran safiudos, mientras otros estén pavorosos, recelosos, cavilosos, y quizfis no deje de haber algunos que estén cortando ya sus plumas y preparando tinta de hiel, para evocar la sombra de Sarpi. Se pregona que hay ya tedlogos que discuten las materias con- ciliares; y se arreglan las cosas tan 4 gusto de algunos, que se da al Concilio general el nombre altisonante de Gran parlamento de la Iglesia, de reunion en Congreso de los generales del ejército de
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