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descubrir las leyes de la naturaleza es el gran privile- gio de la razon humana; el abuso de lo que la constitu- ye sefiora y reina del mundo visible, es el crimen de la filosofia voluptuosa del siglo. Pues qué gse ha abolido la ley de Dios, porque el mismo ha abierto al hombre veneros de riqueza con haber puesto en contacto las regiones separadas por abismos de aguas? ;Estan los adelantos en las ciencias refidos con la fé, los descubrimientos de las leyes de atraccion y de transmision con las luces de la revela- cion, y la abundancia de riquezas conla modestia, la sobriedad, el recato y las demas: virtudes que son siempre el. ornamento de la persona, el prez de la fami- lia, la honra de la ciudad, el luor de las provincias, el mejor timbre de las naciones, la piedra mas rica y re- fulgente de la corona de los reyes y el mejor cimiento de los imperios? No son las riquezas, diran siempre al mundo los maestros de la verdad, para emplearlas en lujo desmedido, en comilonas, en embriagueces, en des- honestidades y disoluciones: (1) no son los adelantos para volverlos armas contra la religion: no es el tiempo para emplearlo en vanidades, sino para hacer obras buenas, 4 fin de asegurar la vocacion parala gloria. (2) Imponente es la tarea que hay en el empefio, que se digne tomar el concilio ecuménico para carar .la llaga cancerosa de la desmoralizacion de costumbres, y re- sucitar & los hombres de ese sopor, que los tiene aletar- gados para las obras buenas. Ardua es la empresa, pero no imposible; el concilio emplearé las armas de siempre, Ja palabra de Dios que es viva y eficaz y mas aguda que una espada de dos filos, (3) los preceptos de (1) Rom. cap. 13. v. 13. (2) 2% Petr. cap. v. 10 (3) Heb. cap. 4. v, 12.
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