BCCPAM000561-6-17000000000000

' desventurados que se comprometen con juramento 4 no en todos, que sea general, casi universal, y en efecto lo ha producido: este resultado es el olvido de la eterni- dad, y por consiguiente, de la muerte. Si alguna vez ha habido motivos para temblar sobre la suerte eterna de los hombres, es hoy dia, pues vemos que la mayor parte son sorprendidos por la parca sin haberse prepa- rado. Y gpor qué sucede asi? Lastima da el pensar en esto: dejemos 4 esos hom- bres que se juramentan para vivir afiliados en esas sectas, que son una conjuracion permanente contra la Iglesia catélica y los estados: dejemos 4 esos jévenes llamar junto 4 su lecho de muerte 4 ningun sacerdote: pero, no podemos ménos de lamentar que entre los mismos hijos de la luz, se haya echado en completo olvido el precepto de la Iglesia de confesarse y recibir la sagrada Eucaristia, en las enfermedades que entra- fian peligro de muerte. Ora porque los hombres, Ila- mados de laciencia, se han empefiado, con ninguna légica por cierto, en que se destruye la influencia de la medicina y lo que llauian /a moral del médico, si se dice -al enfermo que se disponga y esté dispuesto & cuanto pueda sobrevenirle, y nada quieren decir, faltando gra- vemente 4 lo mandado en en esa materia‘por la Iglesia: ora, porque una esposa entregada 4 las vanidades de} mundo, y una familia indiferente en cumplir con los preceptos, 10 piensan en el asunto gravisimo de la salvacion y de la eternidad, 6 no tienen valor para hablar, 6 no quieren hacerlo, por no dar ese susto al enfermo, como ellos dicen, el caso es que hay paises, | llamados catélicos, en los cuales no llegara al diez por ciento los que con pleno conocimiento reciben el Santo Vidtico, debiendo decir de los noventa que restan, que las dos terceras partes reciben la Extrema-Uncion, casi cuando estén con el estertor de la muerte, yéndose los

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz