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128 El resultado de todo esto es bien triste y desconso- lador: los entendimientos se han vuelto pigmeos, que no pueden andar sino entre chozas, aves _menores, que no vuelan sino entre arbustos, y seres encadenados por su gusto. Nose mira con magestuoso continente 4 esa béveda matizada de astros refulgentes, donde Dios esta esperando al hombre, para que sea eternamente feliz 4 su lado, como el hijo al lado de su padre: no se piensa en aquellas verdades que espantan, pero que imprimen _un santo terror, y dan una extension indefinida 4 las ideas del alma. Sise habla de infierno, hay quienes hacen lo que no se habrian atrevido 4 hacer los mismos paganos, que es reirse de ese dogma como de invencion de sacerdotes: (1) apénas se ve sino una sonrisa en muchos, si se habla del paraiso. Nadie podré negar que el demasiado movimiento ha producido en los hombres el olvido de las verdades eternas, por no darles tiempo para pensar en ellas ese movimiento arremolinado en que va marchando el linaje humano hacia un punto, cuyo término 6] mismo no sabe. Muchos negocios temporales, muchas distraccio- nes, muchas diversiones, un ir y venir que no tiene fin, y el estar materialmente metiéndole 4 uno por los ojos folletos, papeles, novelas, diarios, caricaturas y obras nada honestas y la mayor parte impias, (2) todo esto tiene que producir en los hombres algo que se parezca (1) Es peor la corrupcion de los cristianos paganizados, que la de los mis- mos paganos: véase en la Eneida, como Virgilio describe el infierno con sus ne eternas: causa espanto elleerlas, y no parece sino que algun asceta de la ebaida ha dictado aquellas piginas para imprimir en su propia alma el terror; el Tartaro y los Campos Eliseos de ese poeta son la expresion de lo que creian los paganos. Los cristianos flustrados con tas luces de la moderna fllosofia se rien de todo eso. ;Triste estado del mundo! (2) Una de las cosas que Ilaman la atencion del viajero hoy dia, es que al embarcarse en los vapores de esas grandes lIineas, encuentra en sy camarote el libro en que ha de leer. Estos libros son de novelas y de otras lecturas per- niciosas. Preciso es confesar que el apostolado de Satanas es incansable, pero abominable. ,
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