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120 de los tiempos peligrosos, en que la sociedad vive. De — i ellos tiene dicho el Espiritu Santo, que habra en ellos hombres amadores de si mismos, codiciosos, altivos, so- berbios, blasfemos, aborrecedores delo bueno, mas amado- res de los placeres, que de Dios, teniendo apariencias de piedad, pero negando la virtud de ella (1). Cuando San Pablo decia esto znd pudiéramos decir que estaba ha- blando del siglo décimo nono? A este exceso de vicios que hay hoy dia, cuyos deta- lles no queremos poner, se debe afiadir el defecto en el cumplimiento de los preceptos dela ley de Dios y de la Iglesia. En verdad, de algun tiempo 4 esta parte van saliendo 4 luz ciertos optisculos, en los cuales se empefian sus autores demostrar, que estamos en los tiltimos tiempos del mundo, lo que ni aprobamos ni desaprobamos, 4 no ser que se quiera prescindir de lo que dice Jesucristo hablando del tiltimo dia (2) y de la autoridad de la Iglesia, 4 quien solo pertenece definir, si los tiempos en que estamos son aquellos de los cuales dijo Jesucristo, que se dejarian ver muchos falsos pro- fetas, quienes haran alarde de grandes marayillas y prodigios, por manera que aun los escogidos, (si fuere posible), caerian en error, (3). Pero, sean estos 6 no los Ultimos tiempos, una cosa hay en ella digna de Hamar la atencion, y es la falta de cumplimiento de los pre- ceptos de Dios, y de la Iglesia, y el alejamiento de la obediencia debida 4 esta nuestra madre, en una pala- bra, el apartamiento general dela verdadera fe y de los sanos principios. (4) _ : (1) 2% ad. Tim. cap. 3. v. 25. (2) Mat. cap, 24 v. 36. (3) Ibid. v, 24. (4) Es célebre el pasage de la segunda de 8S. Pablo 4 los fieles de Tesaloni- ca, en la cual se les dice, que el dia iltimo no ha de venir, hasta que no se cum- pla el apartamiento, y haya aparecido el hombre del pecado, el hijo de la perdi- cion, (2° Tesalon, cap. 2 v. 3.) No sabemos que se hayan dado mas que dos

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