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tamos cual fué la causa inmediata de la transformacion del mundo, se nos diré que no hubo otra sino la predi- _eacion del Evangelio; pero, si analizando las cosas, investigando y buscando el motivo extrinseco, por el cual el Evangelio consiguié tanto, tendremos que decir que fué por haber concluido con la idolatria. Cayeron ~ los idolos, y bajé con ellos 4 la tumba todo ese conjun- to de abominaciones sensuales, que eran como una ritualidad para los actos que se llamaban religiosos. Facil es, por tanto, deducir, que, para que la socie- dad vuelva 4 dar culto 4 la sensualidad, el medio mas eficaz es hacerla volver 4 la idolatria. Porque la ido- latria de los antiguos tuvo dos principios, uno de los cuales fué la ceguedad del entendimiento, que no quiso ver 4 Dios en las obras de la creacion, ni reconocer su omnipotencia y su providencia, y el otro la perversidad de la voluntad, que encontraba en la idolatria lo que deseaba: alli el vicio recibia una especie de santifica- cion, pues hasta las mayores deformidades en el érden moral tenian un viso como de sagradas. Por lo mismo, una vez sometido el entendimiento 41a luces de la -revelacion, y humillado ante un Dios mortificado en la forma de siervo, y muerto en una cruz, la parte externa del culto idélatra, lo que daba padbulo a los sentidos, y halagaba las pasiones, caia toda por tierra. Pero, pues- to que el mundo ha sido civilizado, tan pronto como ~ deseché los ritos abominables del paganismo zpodré la idolatria volver 4 reinar en la sociedad? A esta pre- gunta respondemos afirmativamente, sin que nos quede la menor duda. Establézcase la causa, y se verdn los efectos: péngase el mismo principio y se llegaré al mismo fin. El orgullo y la soberbia condujeron al linaje humano & las abominaciones antiguas, que désaparecieron des- pues por la humildad de la cruz: pues plantéese en la rey