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114 repartidas de contrabando, como sucedia en tiempos pasados, sino autorizadas por los gobiernos y bajo la salvaguardia de la ley: por. consiguiente, sien otros tiempos habia de cien entendimientos cinco que caye- sen en la epidemia de las malas ideas, despues se en- fermaron el treinta por ciento, més tarde, el cincuenta y ahora casi el noventa, lo que trae 4 la sociedad tras- tornada y 4 la humanidad convulsa. | Quiera el cielo que el concilio eeuménico ponga fin 4 tamafia desventura: el principio de autoridad existe: los preceptos del Decdlego en que est& fundado, son in- variables: el evangelio de Jesucristo que los explicé, y les did un nuevo realee, es hoy el mismo de ayer, y lo seré mafiana y siempre: pero la vana filosofia ha pre- tendido echar en derredor de estos astros iluminadores una especie de vapor que aminore sus luces: el concilio hablara, y seré el soplo de Dios que disipa las tempes- tades, y da la serenidad despues de la turbacion. Si la sociedad se ha de salvar, solo del seno de la verdad ea- télica que presidiré en el concilio, le ha de venir el remedio y la salud. VI. LAS ‘COSTUMBRES. Uno de los sintomas més fatales que sepaotan en la sociedad actual, es la gran corrupcion de costumbres, pues se ven &4 un mismo tiempo el exceso y el defecto; es decir, se ve el exceso de costumbres malas, y el de- fecto de costumbres buenas. La instabilidad continua es esencial 4 las eriaturas, y por efecto de ella es la sociedad para el que la observa, como un globo que se esté moviendo siempre sobre sus ejes, presentando4 cada instante un nuevo punto, que discrepa poco del que le precedié y del que le sigue, pero que es siempre

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