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“ t3° amparo y hospitalidad 4 un monarca amigo, por haber otros monarcas fomentado y protegido 4 hombres de- magogos y sin freno de ley, que entraron con espada en mano en los dominios de] que queria tratarlos como padre. Habiendo sucedido todo esto, habiendo hollado . la autoridad dela Iglesia los potentados, y secundado los designios de los herejes, los reyes y los pueblos, zqué tenia que suceder? Lo que ahora se esta viendo. Los en- cargados de gobernar los pueblos no quisieron mirar al Sumo Pontifice como 4 su padre, ni tener hacia él el respeto y la veneracion de hijos, antes por el contra- rio se erigieron en drbitros y sefiores de la herencia de Dios, y Dios ha permitido que los pueblos hicieran con la autoridad de los monarcas lo que ellos han querido hacer con la de su esposa amada. El estado de la sociedad es por lo visto bien pre- cario en materia de autoridad y de obediencia: por poco que se trate con el mundo, se nota al punto que hay una enfermedad en los entendimientos, y una tenden- cia 4 emanciparse todos de sus respectivos superiores. Esa es la enfermedad proveniente de las malas doctri- nas: si el nifio no ve ni oye en la familia lo que le pre- pare 4 adquirir hébitos de sumision y respeto: si en la escuela no hieren sus oidos méximas saludables y no se echa el cimiento de la religion: si al abrirsele un poco mas el horizonte de los conocimientos bumanos, en los colegios mayores: y al dilatarse con gran expan- sion en su mocedad y juventud, no da con maestros que le ensefien 4 la par las ciencias y las virtudes, su en- tendimiento podraé exclarecerse, pero su corazon no se formaré. Mas, si oye doctrinas falsas y axiomas de corrupcion, entonces se desenvolveré su entendimiento como esos drboles que han crecido rodeados de plantas parasitas, las cuales al fin les dan la muerte. Eso ha su- cedido 4 la sociedad: esta oyendo malas doctrinas, no ya
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