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ene errr = ne PO ree, hescie 104 ; ni lo que desean, ni lo que las conviene para su felici- dad. Nacion hay, 4 quien, si se le pregunta que es lo que apetece en punto 4 gobierno, se le oird decir, que no lo sabe: porque, en noventa aiios, ha querido republi- ca, despues convencion, ‘despues consulado, despues imperio, despues monarquia, despues rey ciudadano, despues otra vez republica, despues otra vez consulado, despues otra vez imperio, y ahora conspiracion oculta, democracia y cien cosas m4s. jPueblos desgraciados, que se han hecho soberanos 4 eosta de tener que man- darse 4 si mismo cada hombre y nada mas, de tener que hacerse todos soldados, y estar sudando dia y no- _ che para cubrir presupuestos nacionales, que distan de los de hace cien afios, lo que dista un nifio de un hom- bre de un siglo! ;Desventurados jefes de los pueblos, que se encuentran sin prestigio y sin honor, saliendo hoy en caricaturas, despues en escenas ridiculas y aun deshonestas, siendo majiana criticados sus actos, te- niendo que tolerar despues que se formen partidos, cuyo lema es, abajo e/ trono, y viéndose en Ja dura nece- sidad de tener que abrir sus parques, sacar artilleria y mandar metrallar las masas del pueblo alzado! jAy! Cuando vid el mundo esas escenas? En tan criticas circunstancias como estas, va 4 reunir- se el concilio ecuménico: congresos y senados hay casi permanentes en todas las naciones; y, al leer los epigra- fes de sus salones, se ve, y se debiera comprender, que alli se reunen los préceres de los pueblos, para dar leyes, cortar abusos, y establecer los medios de procurar al pueblo su felicidad. Pero léjos de eso, el cAncer de la sociedad va siendo cada vez mayor: la sociedad va poniéndose cada vez mas parecida 4la Roma de los Cé- sares, la cual, cuanto mas se legislaba para evitar la des- moralizacion, més corrompida se volvia. El concilio, por tanto, tiene que examinar las causas de esta enfer-