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Mas, ¡cuál no fue laadmiración de todos, cuan­ do momentos antes de la Misa se nos presentó con los andrajos habituales...! ¿Qué había hecho de los vestidos regalados? Los había vendido, con miras a que se le dieran otros nuevos. Y del chico, ¿qué?.. Que tanto él, como la m a ­ dre, conseguido todo lo que deseaban, «si te vi no me acuerdo». Necio sería el que ante loshechos, no estuviera prevenido. Caridad, sí, pero no ingenuidad. Pre­ vención para no dejarse engañar con cuentos y trapisondas. De darles crédito, llevarían días en­ teros sin probar bocado, sin una peseta para ali­ mentar a sus hijos,sin un mal vestido para abrigar­ los,etc.,etc. Y todo esto, con invocaciones atodos los santos de la corte celestial y promesas de bendiciones para quienes les atiendan.. Bendicio­ nes que pronto se convertirán en maldiciones, si no consiguen lo que pretenden. Nada nuevo os digo en esto, porque todas vos­ otras conocéis muy bien de cerca a esta pobre gente. ¿Qué hacer con ellos?... Por de pronto, oírles, compadecer su situación, real o fingida, socorrer­ les por el momento, si es posible con una limosna, nunca en metálico, y prometerles hacer todo lo posible por remediar su situación,después que os hayáis informado personalmente de todo cuanto dicen. Comprobada la necesidad, ver lo que se puede hacer, interesando a las personas, oficiales o par­ ticulares, que quieren y les sea posible remediarlo. 91