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Pero ¿es que hay incrédulos y ateos en los su­ burbios y fuera de ellos?... Incrédulos que afectan no creer en determinadas verdades de la religión, sí los hay, pero incrédulos y ateos que las nieguen todas, incluso la existencia de Dios, hay que dis­ tinguir: Si se trata de incrédulos y ateos prácticos, cier­ tamente que se dan. Si se trata de incrédulos y ateos teóricos, no. No es posible convencerse de la no existencia de Dios cuando tantas pruebas existen de ella.Sería necesario carecer de razón y de vista para no ver a Dios en tantas cosas palpables. La razón nos dice que no hay efecto sin causa, ni movimiento sin motor, ni orden sin ordenador. Nadie que tenga uso de razón al contemplar las maravillas de la crea­ ción puede menos de caer en la cuenta de la exis­ tencia de un Ser superior y autor de ellas. Por eso dice San Pablo que fueron inexcusables aquellos filósofos que de las criaturas no llegaron al cono­ cimiento del Creador. Gráficamente se expresa esta verdad de la exis­ tencia de Dios en la letrilla popular: «No hay reloj sin relojero, no hay mundo sin creador, el reloj lo hizo el relojero, el mundo lo hizo Dios.» Qué atrevida es la ignorancia, y qué verdad es aquella de que «la poca ciencia aparta de Dios así como la mucha lleva a El». 79

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