BCCPAM000549-1-40000000000000

portal, que predicó muy buenas cosas, que fue perseguido por los judíos, que le condenaron a muerte y murió en una cruz.A esto se reduce el conocimiento que muchos cristianos tienen de Cris­ to. En vano les preguntaríais más, toda su ciencia se limita a esto. Lo leí hace algunos años en un libro entonces muy en boga. Se trataba de un explorador francés que iba por el desierto delSahara. Aunque bautiza­ do,no tenía de cristiano más que el nombre. En una de sus excursiones se encontró con una sacer­ dotisa pagana, la cual, enterada de que el explo­ rador era cristiano, le preguntó: «Dime, tú que eres cristiano, ¿quien fue Jesucristo?» «No le co­ nozco», respondió el cristiano francés. Qué vergüenza que un cristianose vea precisado a decir que no conoce a Cristo. Y cuántos de los cuatrocientos millones de católicos y casi otros tantos de cristianos protestantes no le conocen como debían y así no pueden dar un testimonio ver­ dadero de El. El médico, el abogado, el ingeniero, etc.,se hon­ rande su profesión y se precian de conocerla; no así muchos de profesión cristiana. Qué pena se siente cuando, al conversar con hombres y mujeres de nuestros suburbios se en­ cuentra uno con verdaderos analfabetos en reli­ gión para quienes ni la misa, ni la comunión, ni la confesión, etc., valen ni significan nada; para m u ­ chos las funciones litúrgicas en los templos cons­ tituyen otras tantas exhibiciones folklóricasque amenizan las fiestas populares o son meros actos 75

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz