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quienes colocaron a algunos obreros por mí re­ comendados. Como prueba también de esto y ayuda a todos, ahí están las escuelas profesionales, los talleres sitos en las Carolinas donde tantos hombres sol­ teros y casados, mayores y jóvenes, han aprendido un oficio, mediante el cual les ha sido fácil colo­ carse y ganar un sueldo que les ha permitido y permite vivir decorosamente. De este modo se ha procurado llevar mediante la parte humana-material a lo espiritual a estos buenos hombres, un mucho olvidados de Dios, ya que, para mí, según el Señor me ha inspirado siem­ pre,es que no olvide que lo principal es la salva­ ción de estos hermanos pobres, pobres más si no le conocen y casi no le aman; entonces, recordar siempre que lo vital es que un día todos puedan iral cielo, y para eso hemos de ayudarles a cono­ cer a Dios, que es su Padre y les trae la salva­ ción en Cristo mediante el amor. Más de una vez se m e rechazó la limosna en metálico ofrecida para remediar una necesidad. Lo recuerdo perfectamente. Al querer entregar a un obrero parado una limosna en metálico, después de oír latriste situación económica en que se en­ contraba él y su familia,me dijo: «Padre, no es la limosna de dinero lo que deseo de usted, sino tra­ bajo para mejorar mi situación». Afortunadamente logré encontrar trabajo para este digno obrero. Al pobre hay que darle, pero antes hay que edu­ carle — lo que no es nada fácil— ,tratando de for­ marle, enseñándole a administrar lo que tiene y a 72