BCCPAM000549-1-40000000000000

parecer, de una familiapobrísima, a laque se soco­ rría con nuestras ayudas. No critico elhecho. M e parece muy bien que se disfrute del placer de comer un cordero cuando hay dinero para comprarlo y están cubiertas las demás necesidades. Lo que no me parece tan bien es cuando se dice que no hay dinero para comprar las cosas necesarias, que se permita el lujo de comerse un cordero. Tengo para mí que no pocas de las caridades que se imparten por algunas asociaciones piadosas como remedio a necesidades ajenas, van a parar a donde no debían. Con un poco más de control podrían evitarse no pocos fraudes. De algunos de éstos yo también soy culpable. Años enteros he estado socorriendo y ayudando a quienes quizá no debía. Dios habrá visto mi buena intención y es­ pero que m e lapremiará. Mas si hoy, ya en elocaso de mi vida, hubiera de comenzar mi apostolado en el suburbio, comenzaría por investigar las causas de donde proviene la pobreza de los socorridos, cuál la administración en sus casas y cuál el des­ tino que hacen de lo que reciben. Verdad es que, en mis veinticinco años de apos­ tolado en el suburbio, no me he limitado tan sólo a dar la limosna material, sino que he procurado dar trabajo y ocupación, consiguiendo colocar a muchos hombres sin empleo, valiéndome de perso­ nas conocidas e incluso yendo personalmente a buscar el trabajo, visitando a encargados, jefes de personal, etc., de distintas fábricas y empresas, 71

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz