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mujeres. Y digo hombres y mujeres porque el alcoholismo no es patrimonio exclusivo de los hom bres, sino de las mujeres también. Que se da tam bién en éstas es innegable. Y qué dignas de com pasión son. No hay cosa que más afee y rebaje su dignidad femenina. Recuerdo el caso de cierta pobre alcoholizada, hermana y madre de dos per sonalidades, que tuvieron que recluirla bajo llave para evitar losescándalos que daba en su embria guez. Y por otra parte era tan buena, pero el vicio la arrastraba en contra suya, había que verla llorar desesperada; todo en vano, llegada la ocasión vol víaa las andadas. Recuerdo también a aquella distinguida señora, madre de cinco hijos, a quien yo ayudé a ingresar en una casa de salud destinada a corregir este vicio, y de la que me dijo el médico especialista. «Curará, ciertamente, si no vuelve a tomar una sola gota de vino y no se inyecta ni una de las dro gas que acostumbra; pero como no lo hará, porque carece de voluntad, volverá pronto a hacer lo de antes.» Y desgraciadamente, así sucedió, poco tiempo después, como consecuencia de esos perniciosos estimulantes falleció en plena juventud. 3) La mala administración. Compañera insepa rable delalcoholismo y embriaguez y causa de la pobreza, es la mala administración de los que es tán al frente de los hogares. Hay mucha pobreza porque hay mucho desorden en las familias; si mucho entra en ellos, mucho se gasta derrochán 68
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