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mejorar la situación económica. Ni los ricos, ni los sabios, ni los santos hubieran llegado a ser lo que fueron, cruzados de brazos ocupados en el «dolce farniente». Lo que mucho vale mucho cuesta, dice el re­ frán castellano, y dice muy bien. ¿Quiénes llega­ ron a ser algo sin el esfuerzo personal? La dife­ rencia que hay de hombre a hombre lasuplen gene­ ralmente el trabajo y la aplicación. Los genios y los privilegiados de la naturaleza son excepciones. No obstante, el convencimiento de la necesidad del trabajo para el mejoramiento material, social y económico hay que confesar que la plaga de la ociosidad extiende sus dominios por todas partes, sin que se libren de ella las bajas capas sociales, antes bien creo que en ellas se da bastante. No sé si por el hecho de que un abismo atrae a otro abismo y de que el pobre se acostumbra a su pobreza viviendo sumergido en ella, sin ali­ ciente para mejorarla, lo cierto es que no pocas de las familias necesitadas que viven en condicio­ nes infrahumanas en las chabolas de los subur­ bios de nuestras ciudades nada o muy poco hacen por mejorar su situación. Y es que es más cómodo que el Estado se en­ cargue de darles gratuitamente cómodas viviendas mientras el os nada hacen por mejorar las que ocupan o ahorrar para construir otras mejores. Verdad es que hay no pocas familias en el su­ burbio imposibilitadas o por enfermedad o por an­ cianidad o por falta de trabajo y exceso de hijos, para mejorar su situación económica; pero tam­ 62

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