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dones. No reconocerlo, sería el colmo de la jac­ tancia. ¿Qué Institución Religiosa apareció santa y perfecta en un principio...? ¿En cuáles no hubo fallos, desde la primera fundada por Jesucristo, siguiendo la historia de todas las demás funda­ ciones, reealizadas por enviados de Dios...? Por algo, en todas las Ordenes Religiosas ha habido necesidad de reformas, para corregir abu­ sos y zanjar relajaciones. Ni en sus comienzos fueron perfectas, ni lo son en la actualidad: don­ de hay hombres, se dice, hay miserias, y las Con­ gregaciones Religiosas están compuestas, no de ángeles, sino de hombres imperfectos. ¿Tendrá, por tanto, algo de extrañar que en la pequeña grey de la Congregación de Misioneras Franciscanas del Suburbio, se encuentren lunares que afeen algún tanto su rostro...? Como adolescente que es, dirige sus primeros pasos por el camino de la vida... En ocasiones va­ cilará, tropezará, errará..., pero, errando errando, aprende a errar. Admirarse de las defecciones en la Congrega­ ción, es ignorar los secretos de la Providencia y los signos de los tiempos. Preocuparse por la escasez de vocaciones, es ol­ vidar el factor divino-humano que interviene en toda vocación. El Señor inspira, pero no fuerza. El mundo seduce y arrastra. De ahí que «sean muchos los llamados y pocos los escogidos». A través de estas páginas, desfilarán ante ; vues­ tra vista, como en cinta cinematográfica, los acon­ 4