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de tan bien, de mis pobres y queridos feligre­ ses del suburbio, y, después, y sobre todo, para agradecerle como lo hago con toda el alma sus trabajos y desvelos en bien de esas almas, tan necesitadas de instrucción y auxi­ liosespirituales y materiales. No dejará el Se­ ñor de premiárselos, y muy generosamente, pues no ignora ustedque esa parte de mi grey, que con tanto esfuerzo me ayuda usted a evangelizar, es la porción predilecta del Se­ ñor, que consideró como hecha a Sí mismo la menor caridad que con el os se haga. Que El le bendiga tan largamente como de corazón lobendice su afmo., que se encomien­ da a sus oraciones.— Firmado: El Patriarca- Obispo. Madrid, 27 de enero de 1957.» Escuchó el señor Patriarca con agrado mi peti­ ción, aconsejándome que esta misma petición, que leacababa de hacer a él,se la hicieraa su Obispo- Auxiliar, don José M.a Lahiguera, actualmente Ar­ zobispo de Valencia. Obedecí gustoso y, sin pér­ dida de tiempo, me presenté ante él en su despa­ cho. La entrevista, como siempre, dejó en mi alma un recuerdo imborrable por aquella su maravillo­ sa bondad y amable trato. Alabó mis deseos, ben­ dijo mis proyectos y me animó a seguir trabajan­ do en mis obras benéfico-sociales en favor de los pobres delsuburbio. En cuanto a la aprobación de ese grupo de jóve­ nes como asociación religiosa, me dijo que había que esperar algún tiempo, pero que por de pronto 48