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IV ALBORES DE FUNDACION RELIGIOSA Mis aspiraciones apostólicas en favor de los po­ bres del suburbio no se limitaban a uno sólo sino que abarcaban todos los existentes en Madrid y fuera de él. La caridad no reconoce límitesni fron­ teras, para ella no hay ni blancos ni negros, ni cristianos ni paganos, ni rojos niazules, todos son hermanos. ¿Son seres humanos?, pues son hijos de Dios y con pleno derecho a ser atendidos en sus necesidades materiales, morales, intelectuales y espirituales. ¡Apañado hubiera estado San Pa­ blosi su apostolado se hubiera limitado exclusiva­ mente a los de su propia raza y religión! ¡Su cari­ dad, como la luz del sol, se extendió a todos los pueblos y por eso mereció ser llamado «apóstol de las gentes». Para realizar tan ambiciosos proyectos, conoci­ da mi insuficiencia, veía la necesidad de ayuda, de colaboración, de abnegación y entrega de quienes participaran de los mismos ideales, y la providen­ cia bondadosamente m e los dio. El hecho no tiene nada de especial, miradas las cosas humanamente. 41

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