BCCPAM000549-1-40000000000000
mundo madre alguna que ame tanto a su hijo car nal como cada fraile a su hermano espiritual». De esa unión y amor entre los hermanos brota aquella felicidad que expresaba el salmista por es tas palabras: «¡Qué buena y agradable cosa es vivir los hermanos unidos!» Mas para que esta unión y amor exista entre losmiembros de esta familia,es preciso que cada uno viva y obre, mirando y procurando el bien co mún, renunciando a conveniencias particulares. Mostrarse indiferentes ante los éxitos o fracasos de la familia y de alguno de sus miembros, no aportar su parecer u opinión en los asuntos refe rentes a la misma, encerrarse en un malhumorado silencio ante las expansiones de los demás, no hacer nada por contribuir a la felicidad de las hermanas, prodigar sonrisas a los de fuera, cuando se escatiman para con los de casa, tener prácti camente el convento, más que como hogar, como una casa de huéspedes o de pensión, entre cuyos moradores no hay más relación y trato que el de conocidos, etc., etc. — todas estas son señales in equívocas de que alí donde existen no se vive vida de familia, y menos de familia franciscana. A Dios gracias, nada de esto existe entre vos otros,y El haga que jamás exista, antes bien que rezume siempre en vuestras comunidades aquel espíritu de familia que hacía de las primeras co munidades cristianas aquella unión que obligaba a exclamar a los paganos: «¡Mirad cómo se aman los cristianos!» 247
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz