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giosa: «que éstas hacen voto de pobreza, pero ellos lo cumplen». c) Espíritude alegría franciscana, que es compa­ tible con la pobreza, la austeridad religiosa, la vida interior y la verdadera piedad. Cuanto más unida esté el alma con Dios, más unida estará con sus hermanos y mayor sería la alegría que brote exteriormente en todo su ser, como efecto de esa unión. ¿Quiénes más alegres que los santos yquié­ nes mejores compañeros en las comunidades que ellos? Muy bien lo expresó San Francisco de Sales cuando dijo: «Que un santo triste, es un triste san­ to». Lo cual equivale a decir:que la tristeza es incompatible con la santidad. (Por algo el Seráfico Padre San Francisco no podía consentir en su presencia a un religioso triste.) Pero esta alegría fraterna no es posible sinel esfuerzo personal. Sin el vencimiento del propio carácter, de los prejuicios, de las antipatías natu­ rales, etc., jamás se conseguirá que reine en la comunidad aquella paz, alegríay bienestar que ex­ presa el Espíritu Santo en uno de los Salmos por estas palabras: «Qué hermosa y agradable cosa es vivir los hermanos unidos». d) Espíritu de sumisa cooperación eclesial. El lema de toda misionera que se dice hija de aquel Santo, llamado por laIglesia «Vircatholicus», varón católico,debe ser este: «sentir con laIglesia». Sen­ tircon laIglesia es sentir con Cristo, que es cami­ no,verdad y vida. Por eso la norma suprema de 237

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