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de ellos, por otros pretextos, no justificados, sería reprobable. Tengan presentes todas las palabras del Seráfi­ co Padre San Francisco: «De tal manera se ha de trabajar (intelectual o materialmente), que por ello no se extinga el espíritu de la oración y de la pie­ dad, al cual espíritu odas las demás cosas deben servir». ¡Qué triste es consignar el hecho de religiosas modelo de piedad en el mundo, que por nada ni por nadie dejaban su oración diaria, ni su visita al Santísimo, ni su confesión frecuente, etc., y ahora, en el convento, lo dejan todo. ¿Y para eso se hicieron religiosas?... b) Espíritu de pobreza y austeridad. Es la nota característica que debe brillar en la Congregación. Por algo se designa como Congregación de los pobres. Esta pobreza debe manifestarse no sólo en no tener ni disponer de cosa alguna, independien­ temente de la Superiora, sino también en privarse de todo lo superficial, vano e inútil, lujoso, munda­ no,impropio de toda persona consagrada. ¡Cuán­ tas personas del mundo podrían escandalizarse si se enteraran de la falta de pobreza de las que es­ tán obligadas a dar testimonio de pobreza! Nada más impropio de una religiosa que se dice «misionera de los pobres», que presentarse ante éstos con vestidos y prendas propios de personas ricas y bien acomodadas. Sería de lamentar el que los pobres pudieran echar en cara a alguna reli­ 236

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