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siones o cosas semejantes; qué devociones parti­ culares, qué ejercicios de piedad se prefieren. c) Enviar un ejemplar del manual de preces, si es que existe en la comunidad; fotografía del há­ bito religioso, tanto de novicias como de profe­ sas; cinco textos de las constituciones en len­ gua latina, según los SS. Cánones, con las nor­ mas y cautelas dadas para este fin. d) Hacer constar el número de socios y de las casas, si están extendidas en varias diócesis y las cartas de recomendación de los señores Ordina­ rios. e) Relación histórica-jurídica de la sociedad desde el principio hasta hoy. f) Si en la diócesis hay otro instituto, que ten­ ga el mismo fin especial. A medida que iba corriendo el tiempo llegaban cada vez informes más favorables sobre la mar­ cha del asunto de la erección canónica en congre­ gación. Con fecha 7 de mayo de 1971 recibí de uno de los consultores, Rvdo. P. Gutiérrez, la carta que transcribo a continuación: «Tengo la satisfacción de comunicarle bue­ nas impresiones sobre la aprobación de su instituto. Son impresiones mías, que puede ser no sean objetivas, pero m e inclinoa pen­ sar que no me engañaré. Así que, anticipada­ mente, le doy mis mejores parabienes y fe­ licitaciones, rogando al Señor que prospere 225

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