BCCPAM000549-1-40000000000000

mos internos y otros externos. ¿Me podrá usted negar, por ejemplo, que Hitler y Mussolini no es­ tánlocos? Y es lopeor que con sus locuras tienen trastornada a toda la humanidad.» El artículoen cuestión fue muy celebrado y co­ mentado en toda la ciudad y no tardó en llegar a conocimiento de los cónsules de Alemania e Ita­ lia en Santander. ¡Y ahí fue Troya! ¡La que se ar­ mó!... Heridos en su amor patrioaquellos señores, representantes de sus naciones respectivas, les faltó tiempo para denunciar el insultoante el tri­ bunal civil primero y militar después. Este, previa la autorización del señor Obispo, procesó a Fray Delfín. Convocado ajuicio y sentado en el banquillo de los reos, es acusado en laforma siguiente: Juez: ¿Es usted el director de la revista intitula­ da «El Santo»?.. F.Delfín: No sólo soy el director,sino también el fundador de la misma. Juez: ¿Se reconoce autor del artículo aparecido en dicha revista, que lleva por título: «¿Todos lo­ cos?»... F. Delfín: Sí, señor juez. Juez: ¿Reconoce su culpabilidad al injuriar a los jefes de dos naciones amigas, Hitler y Mussolini? F. Delfín: No, señor juez. Jamás ha pasado por mi mente injuriar a nadie, menos a personas de tan alta dignidad. 213

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz