BCCPAM000549-1-40000000000000

tratarse de aquella época inicial en plena pos­ guerra. Apenas nació, un poco inquieto y travieso, ex­ perimentó los primeros azotes de la censura exi­ gente, militar y civil. Que si este artículo no pro­ cede..., que si el otro es algo derrotista..., que si el de más allá, con sus guasonas y chispeantes frases pudiera acarrear disgustos..., que si la des­ cripción que aparece de la situación económica de España podría utilizarla Radio Moscú para hacer propaganda contra el Estado.. Un vistazo ligero, y ¡zas!, el lápiz rojo de la censura, que tacha o su­ prime todo lo escrito.Y así, número tras número de la revista, teniendo que componer o redactar de nuevo casi todo el material de la misma. No repuesto «El Santo» de los sustos, motiva­ dos por tachaduras y suspensiones de artículos, cayó en otro mayor, a causa de su suspensión tem­ poral y de la condenación de su director a sen­ tarse en el banquillo de los reos. El hecho sucedió así: Apareció un buen día en «El Santo», firmado por Fray Delfín, un artículo humorístico, que le­ vaba por título «¿Todos locos?» El autor refería el caso de una visita que él mismo hiciera a una casa de Arates, a cuya entrada le salió a recibir uno de los internados, el cual, por todo saludo, le dice a quemarropa. «¿Es usted de los internos o de los externos? Porque ha de saber usted pro­ siguió el recluso— ,que en este mundo todos esta­ mos locos,con la única diferencia de que unos so­ 212

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz