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Cuenca y Huelva; la adhesión de los de M a ­ drid, etc.; con la del M. R. P. General capu­ chino. Se han recibido de casi todos los Mi­ nistros; del Sr. Alcalde de Madrid; del Presi­ dente de la Diputación; del Tribunal Supremo- del Vicepresidente de las Cortes, etc Como sabemos cuánto ama el P. Laureano el santo hábito que viste desde hace más de 60 años, al mismo tiempo que unimos nuestra felicita­ ción a las incontables que preceden, hacemos votos porque su obra se estabilice, progrese y rinda frutos de gloria para la Iglesia y para la Orden.» FLORECILLAS FRANCISCANAS Al margen ya de mis «Bodas de Oro Sacerdotales» El hecho que las recuerda es el siguiente ar­ ticulo, publicado en la popular revista «El Santo» el mismo día de cumplirse la efemérides de los cincuenta años. El artículo lleva por título: «Condenado a un mes de cárcel» (Aventuras y desventuras de nues­ tra revistaen su primera infancia). No vayan a creer ustedes que la revista «El Santo» nació santo y perfecto, como ahora le con­ templan; nada de eso. «El Santo» nació como todo hijo de Adán, imperfecto, y se hizo perfecto en medio de persecuciones, contradicciones, mutila­ ciones y suspensiones. Comprensible todo ellopor 211

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