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que recibían delextranjero, montó ese pequeño ne­ gocio y, al poco tiempo, se enriqueció con él. Mas dejemos en paz a esta buenísima gente que. aunque con defectos, como todos los mortales, tienen grandes virtudes, y visitemos parte de la parroquia donde residirán las hermanas. Comencemos nuestra excursión, no turísticasino apostólica, por los principales centros de la cam­ paña. Es el primero el llamado de San Miguel. Se halla en medio de la campaña del mismo nombre. Gran número de fieles nos reciben amables, como si siempre nos hubieran conocido. La capilla, no muy amplia pero suficiente para contener las 80 fami­ lias de aquellos contornos, m e encanta. La preside la imagen delArcángel San Miguel. Confieso gran cantidad de niños, hombres y mujeres, y son más los que se acercan a comulgar sinlaconfesión pre­ via. La devoción de los asistentes edifica, no me­ nos que la atención en escuchar mis palabras. De regreso a sus casas, distantes algunos 12 kilóme­ tros, montan alegres y satisfechos en sus caba­ llerías, y hata dentro de un mes o más tarde que lleguen a visitarles las misioneras con el sacerdote para prepararlos a la recepción de los santos sa­ cramentos. Tras la visita al centro San Miguel, parto para Estación Solis. Se halla en plena campaña. Los extensos campos, dedicados al pasto de reses va­ cunas, alternan con los verdes maizales, que quitan la monotonía del paisaje.A lo largodel camino, un gracioso espectáculo: grupos de niños, con sus 194

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