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El dejar la casa de Ocharcoaga fue doloroso pa­ ra todos por lo mucho y bien que habían trabajado en él las hermanas, pero ante las razones expues­ tasy el parecer de la mayoría de las mismas, se creyó conveniente tomar esa determinación y lle­ varla la práctica. Las mismas hermanas que estaban en Ocharcoa­ ga, aunque afectadas por esta determinación, la aceptaron con paz,dando ejemplo admirable de su­ misión, enviando a la nueva de Valladoiid todos los objetos útiles del piso que antes ocupaban, así como los de la guardería y capilla, que ellas habían estado utilizando antes. Es de notar que de las cuatro o cinco hermanas que residieron en esta casa, no necesitaron nunca de la ayuda económica de la casa-madre, antes bien, laprestaron ellasayuda, consiguiendo para la Congregación la donación de un piso vivienda y cantidad alguna de dinero en metálico, que entre­ garon siempre a la casa-madre, según está esta­ blecido. 175