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Con el mayor efecto bendigo por ello a to­ das las misioneras y a Vd. le abrazo con fra­ ternal amor en Cristo Sacerdote. Fdo. José M.a Girarda.» Tiempo después el barriode Ocharcoaga se puso de moda. Las Congregaciones religiosas que pre­ tendían hacer algo en favor de lospobres, se diri­ gían a Ocharcoaga, y alí se dedicaban poco más o menos a lo mismo. Nada menos que cinco clases de religiosas trabajaban ahora en este barrio, de unos 30.000 habitantes. Por otra parte, se instalaron en el mismo dos magníficas guarderías para niños, costeadas y sos­ tenidas por las Cajas de Ahorros Municipal y Viz­ caína. El barrio estaba suficientemente atendido. ¿Ha­ bría razón para continuar sosteniendo nuestra hu­ milde guardería? Y puesto que el barrio estaba sa­ turado de monjas, como dijouno de sus sacerdotes, dedicadas a labor semejante a la nuestra, ¿estaría justificada l permanencia de nuestras hermanas en Ocharcoaga, habiendo como hay otros barrios necesitados de asistencia religiosa y social?... Con el fin de acertar en asunto tan importante para la Congregación, se envió una encuesta a to­ das las hermanas, en la que se preguntaba: «Cree que en vista de laexistencia de las dos guarderías, creadas y sostenidas por las Cajas de Ahorro, me ­ recería la pena sostener la nuestra? Y en caso negativo, ¿deberían continuar viviendo en Ochar* coaga las hermanas?» 173