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pequeños, daban clases de corte y confección, se encargaban de la limpieza y aseo de la iglesia, etc. De la ejemplar y beneficiosa actuación de las Misioneras de Ocharcoaga, dan fe los dos obispos de ladicha diócesis, doctor don Pablo Gúzpide y el Administrador Apostólico. Del primero, son estas palabras: «Con sumo gusto hacemos constar, que en el tiempo que llevan trabajando las Misione­ ras Franciscanas de Suburbio en el barrio de Ocharcoaga de Bilbao, su conducta ha sido edificante y ejemplar, mereciendo la estima y veneración de cuantos las han tratado. Sumisas y obedientes al señor párroco, le han prestado valiosa ayuda en la catequesis, en la asistencia a enfermos y necesitados, en la preparación de los contrayentes de matri­ monio y en el sostenimiento de la guardería infantil.» Del segundo, es el siguiente testimonio: «Rvdo. P. Laureano M.ade las Muñecas: Muy querido en Cristo: Al conocer por su carta el decreto de erec­ ción canónica de las Misioneras Franciscanas del Suburbio, le felicito cordialmente, ale­ grándome con Vd. y con todo el Instituto. La labor que dichas misioneras vienen cum­ pliendo en el barrio bilbaíno de Ocharcoaga es digna de todo encomio y merece bien de dicho barrio y de toda la diócesis. 172