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X V APOSTOLADO EN BILBAO No sé si por haber pasado el año de mi novicia­ do en Bilbao, o por otra razón, locierto es que siem­ pre he sentido una atracción y simpatía especial hacia esta ciudad. Por eso, cuando creí que era voluntad de Dios que la pequeña grey de las misioneras se exten­ diera fuera de Madrid, volé inmediatamente hacia el Norte, posándome en Bilbao. Presentado ante el señor obispo doctor Gúzpide, y expuesto ante él mi deseo de que trabajasen en su diócesis las «misioneras franciscanas delsubur­ bio», no sólo aprobó el proyecto, sino que sin leer siquiera las letras comendaticias del señor obispo auxiliarde Madrid, doctor José María Lahiguera, se adelantó a señalar el campo de apostolado- Ochar- coaga. Forma este barrio parte del complejo urbanístico, destinado a sustiuirel chabolismo que, como coro­ na de espinas, rodeaba esta ciudad. Se halla e m ­ plazado en la alta zona de Begoña, a poco más de dos kilómetros del célebre santuario. Lo forman 165